viernes, 14 de diciembre de 2012

Mitades imposibles


La noche me ha traído dos impulsos irrefrenables: 
Salir corriendo y seguir buscándote. 
Cuando te encuentro es como la estela de un sueño, cuesta darse cuenta unos segundos para saber que esa vez tampoco vas a quedarte ni aunque sepa suplicártelo en silencio.

Aun siguen jugándome malas pasadas la disparatada idea de un final distinto. No digo mejor ni peor, solo diferente. Con menos noches en vela, o menos retrocesos que duran tan sólo un segundo pero que perduran tanto tiempo que parece no acabarse nunca.

 Como el resquicio de un deseo, intenso y fuerte pero que en si mismo esconde el poder para romperse. Incluso aunque estuviese hecha de pedazos, sabría que al menos uno de ellos sigue ocupándose todas las noches de luchar por salir a la superficie, solo para hacerme recordar que todavía no ha muerto , que hace falta mucho más que eso para desvanecerse con las demás miradas que ya no he vuelto a echar atrás.
No quiero seguir teniendo miedo de que cada vez que pasas rozándome con la mirada fija en el suelo puedes volver a destruirme. Aunque esta vez ya no quede nada que destruir. Parece como si las cenizas se empeñaran en provocarme un remolino incesante y absurdo que ataca contra mis ojos y mi garganta.

Hay dos partes de mí, dos mitades que conviven todos los días y que intentan desesperadamente perderse. Sólo espero que la mitad de lo que fui sepa que ni aunque lo intente volveré a perderme con ella.

 Sólo las historias pasadas saben cómo tentarnos para volver a sufrir y que ese sufrimiento parezca la forma más extraordinaria de poner en orden nuestros sentimientos

1 comentario:

  1. Hay personas que dejan tal huella dentro de nosotras que hace mucho que descubrimos que ni siquiera el tiempo podría borrarlos del todo; que de alguna forma quedarían dentro de nosotras. Y aunque estemos mucho tiempo sin recordarlo, tan solo una mirada al vacío, un recuerdo en un momento inoportuno o un sueño inesperado nos hacen darnos cuenta de que sigue ahí... Guardado en un rincón.

    Con este texto podría hablarte de tantas cosas.. De como de alguna forma, aún después de años puedes seguir imaginandote por tan solo un segundo (o una noche) un final distinto, un cruce de miradas que hubiese significado todo, un abrazo que hubiese deshelado hasta el más frio de los sentimientos...

    Yo aún consigo verla, a veces. A tu otra mitad. Aquella que decidiste guardar dentro de tí y que solo te susurra a veces al oído cosas que intentas no escuchar. Solo por unos segundos, por unos instantes me parece verla. Y me gusta. Me gusta porque sé que te cuidará de alguna forma, que aunque creas lo contrario, conseguirá que no te vuelvas a perder de la forma en la que ella lo hizo.


    Te quiero muchísimo Cold.

    ResponderEliminar