Como un reflejo en el espejo

Ella está hecha con la simetría de los copos de nieve

Apareció de la nada. Pero sin embargo ella siempre había estado ahí. Perdida de alguna forma pero sabiendo exactamente donde tenía que estar en cada momento. Conocía la magia de los momentos y las pocas veces que esos momentos aparecían. Conocía historias lejanas, pero lo mejor de todo es que sabía contarlas. Conseguía que vieses a través de sus ojos y que al hacerlo no tuvieses miedo. Sólo era otra forma más de ver la vida desde su punto de vista. Pero yo sabía que ella en el fondo nunca ha dejado de tener miedo. Ver a través de uno ojos que no son los tuyos implica no saber a ciencia cierta lo que va a pasar.

Necesitas que alguien te comprenda. Que te diga exactamente aquello que tú no puedes decir en voz alta, aquello que en voz de otra persona ejerce una verdad tan fuerte que puede hacerte cambiar. Puede darte el impulso suficiente para retroceder un par de pasos y volver a empezar, justo donde nunca debiste dejarlo.

Mi magia y mi alguien existen. Ambos existen porque existen los dos. De otra forma seguramente nada podría funcionar, al menos no de la forma que a mí me gusta que funcione. Cuando crees que has perdido esas dos fuerzas que te hacen tirar hacia adelante, crees que tu vida se resentirá durante un tiempo, que todo lo que dejas atrás nunca debe seguir contigo hacia adelante. Una absurda ley que pide más de nosotros de lo que somos capaces de dar

Yo sólo me alegro de que ella siga conmigo, a mi lado. Que sea capaz de seguir conmigo todos los días y me haya traído de nuevo la magia con ella.