Hay que comenzar luchando

Nadie entendería mejor que yo que tus silencios son solo una forma de conseguir que te escuchen, porque vivir implica cerrar los ojos muy fuerte mientras el otro camina a tu lado, fiándote incluso de una seguridad que no llegas a sentir nunca. Que me guiaría por el recuerdo de una voz que he escuchado únicamente en mis sueños, la cual te pasas más de media vida buscando hasta que ella te termina por encontrar a ti.  A partir de este punto comienza ese viaje que llevas esperando recorrer siempre. Aquel que nunca te atreviste a emprender por si no podías volver atrás tus pasos.  Ese tipo de viaje que te cambia la vida pero que imprescindiblemente es necesario para volver a darle sentido a tu persona. Para volver a saber quién eres y quien quieres ser. Da miedo, tanto miedo que volar ya no se reduce solo agitar los brazos con fuerza para que otro te haga cosquillas. Ni tan siquiera es suficiente que te acuerdes de esa promesa que todavía no has olvidado pero que no tardarás mucho en conseguir que se desvanezca.

Necesitas empezar. Desde cualquier punto o desde cualquier batalla que no te atreviste a librar. Darle sentido a tus días desde la seguridad que te proporcionan tus manos agarradas a los sueños que hace ya tiempo emprendieron el vuelo porque se marchitaron contigo mirándoles. Cuando te das cuenta de que lo único que te queda son tus recuerdos tienes dos opciones, vivir a base de ellos o reinventarte con ellos.

Necesitas recordar lo que eres para que todo lo que estás dispuesta a ganar a partir de ahora tenga sentido. Para que perder sea sólo esa forma que tienen las cosas de demostrarte que si quieres algo de verdad, primero tienes que ganártelo.