Cuando
Pyx abrió los ojos nada parecía real. Se encontraba tumbada en una cama pequeña
pero acogedora, arropada con una finísima sábana que hacía cosquillas contra su
piel , la almohada olía a menta. Allí se sentía en paz, estaba tranquila.
Sentía el calor de la lumbre en sus pies y la calidez del ambiente. Se
incorporó con suavidad y se quedó mirando fijamente cada parte de aquella
pequeña cabaña. Realmente no había mucho mobiliario, pero era cálida y
agradable, tenía dos sillones alrededor del fuego, dos puertas al fondo y una pequeña cocina al otro lado de
la chimenea. Qué curioso. Nunca había estado en un sitio así. Claro que sabía
lo que eran, pero como todo, desde arriba. Demasiado arriba.
Una
figura se encontraba tumbada en uno de los sillones. Con el brazo puesto encima
de la cabeza y los pies lejos del fuego. Su respiración acompasaba a la de las
llamas. Que espectáculo tan increíblemente extraño
.
-¿Te
sientes mejor?-susurró la voz. Pyx dio un respingo y se mantuvo quieta.
-Sí-murmuró-
Mucho mejor. Gracias por acogerme…emm…
-Inar-habló
esta vez la voz con más fuerza incorporándose y mirando fijamente a la pequeña
estrella- Me llamo Inar, ¿no lo recuerdas?
Pyx lo
recordaba, pero quizá no sabía si debía fiarse de aquel chico. Sabía lo que les
ocurría a las estrellas que habían escapado del cielo y se habían fugado a
algún planeta cercano. No quería ser una de esas criaturas maltratadas, no se
había dado la oportunidad que había estado esperando toda su vida para sufrir
más. Se haría un poco la tonta, quizá aquel chico no necesitase saber más. En
primer lugar no le diría su verdadero nombre, se inventaría uno, cualquiera.
Pyx no era muy apropiado.
-No lo
cierto es que no te recuerdo-contestó Pyx-Recuerdo que me desmayé…o me quedé dormida
o algo así pero no recuerdo más.
-Sí-murmuró
Inar frunciendo el ceño- Algo así. ¿Cuál es tu nombre?
Inar lo
sabía, sabía lo que pretendía aquella estrella. Quería ver hasta dónde podía
llegar.
Pyx se
sobresaltó. Tenía que pensar rápido o no sería capaz de disimularlo.
-Gwen-
la lengua se le trabó pero volvió a repetirlo- Mi nombre es Gwen.
-¿Asique
Gwen eh?- soltó Inar sonriendo- Vaya, me gusta. Te sienta bien.
Pyx se
sintió desconcertada. Parecía que él lo sabía, que le estaba mintiendo…pero aun
así, aún así le parecía gracioso. Inar se acercó a ella, muy despacio y se
sentó al otro lado de la cama. Pyx le observó con curiosidad. Vaya. Sí que era
atractivo ese humano. Ojos de un intenso verde-azulado, cabello de un débil
castaño claro, demasiado fino y rebelde y fuerte. Parecía estar en forma.
-¿Tienes
miedo verdad, Pyx?
-¿Qué?
Sabía
su nombre. Sintió pánico y se alejó hasta la puerta de salida.
-Pyx ,
tranquila- Inar se acercaba a ella con un tono conciliador- No te voy a hacer
daño, y tampoco pretendo confundirte…
-¿Qué
quieres? Dime…-Pyx acercó su mano al picaporte y lo asió con fuerza- ¿Por qué
me miras así?
-¿Así?,
¿así como?- Inar se encontraba frente a frente con la pequeña estrella, ahora
estaba mucho más serio que antes, levantó una de sus manos pero no la tocó- ¿No
te acuerdas de mí, verdad?. Lo entiendo, ha pasado demasiado tiempo…
-¿Conocerte?-Pyx
estaba confundida- No te he visto en mi vida. No te acerques a mí…
-Haz
memoria Pyx, por favor, recuerda…
-Aléjate
de mí, humano- Pyx abrió la puerta y salió corriendo de la casa. Afuera estaba
oscuro, ya era de noche, una noche demasiado clara. Cuando la noche tocó su piel,
sus ojos y sus cabellos tornaron a los
originales. Brillando como una luz en plena tormenta. Miró hacia atrás, pero
Inar la miraba desde el marco de la puerta, con una admiración y tristeza
infinita.
Se conoceeen?? Aaay me encanta, en serio.. El tono triste y melancolico q esta tomando la historia... como si el, la hbiese estado esperando.. como si ella le hbiese olvidado.. Al fin y al cabo es una estrella y las vidas d las estrellas duran taaaantos años..
ResponderEliminarMe encanta en serio mi Cold! tienes q escribir pero ya q tngo muchisisisimas ganas d saber cmo acaba.. me encanta ! :)
Te quiero mucho Cold, d verdad.