De una chica de hielo
Lo cierto es que ya apenas tengo miedo de romperme. Puedo
hacerlo. Aún sé que puedo desaparecer , pero es tan difícil que eso ocurra como
que me rompa yo primero sólo para saber dónde encontrarme después. Esta vez no
quiero hablar de mí. Ni de mis historias tristes. Porque las he revivido en mí
cabeza demasiadas veces y aún así se que terminaría cumpliendo los mismos
errores. Por amor. O quizá sólo porque si no lo hiciese así no sería yo ni
tampoco hubiese sido él ni nadie de ellos. En el fondo, no importa porque no
hubiese preferido vivir siendo infeliz a darme la oportunidad de estar sola y
sobrevivir. A costa de nada y de todo el mundo. Como entonces.
Hoy es distinto. Porque me apena ver como
otro corazón igual al mío intenta revivirse todos los días, que no
sobrevivir, que ese momento ya lo pasó cuando supo que no le quedaba otro
remedio que seguir hacia adelante aunque lo más incoherente hubiese sido volver
hacia atrás. Y me apeno, al encontrarme todavía en sus palabras, sobretodo en
sus palabras tristes y ver que sus historias aún están presentes y duelen con
la fuerza del primer día. Y no puedo hacer otra cosa que sentarme a su lado y
dejar que su tristeza se acumule en sus ojos y adquieran ese matiz de
melancolía que me oscurece las entrañas. No hay nada que me dé más rabia que
ver como se está deshaciendo a una velocidad tan vertiginosa que apenas me da
tiempo a decirle que sigue viva y que todos vivimos a su alrededor. Por esas
partes de ella que ya no lo hacen en su interior. Yo estaría dispuesta a
contarle la historia de un final feliz, de esos que no ocurren casi nunca pero
en los que todo el mundo termina por creerse. Menos ella. Menos nosotras.
Sé muy bien que no puedo reconstruirla ni por fuera ni por
dentro. Intento guiarme sólo por lo que sus miradas y sus palabras me cuentan:
que ya están cansadas de ser siempre las que pierden y se dejan perder por todo
el mundo menos por ella misma, qué quieren verla tan feliz como quiero verla
yo, que sólo quieren que tenga motivos para llorar cuando las lágrimas no
caigan hacia fuera sino hacia dentro. Y yo lo entiendo. Y me pongo aún más
triste. Porque todo lo que yo pueda contarle ella ya lo sabe y nada funciona.
Para otra chica de hielo
Oye comencé una novela que estoy subiendo capítulo por capítulo aquí:
ResponderEliminarhttp://alguienaquienamar-novela.blogspot.com.ar/
Se agradecería la difusión.
Entren, lean y comenten.
Gracias por el espacio :)
Lo primero y ante todo, GRACIAS... por otro texto tan maravilloso como todos en los que me has dedicado unas palabras. Adoro todos ellos Cold, y lo sabes :)
ResponderEliminarNo sé que puedo decirte que no hayas descrito ahí arriba.. que tú no sepas ya. Aunque no te lo diga, hace mucho que dejo de hacer falta hablar para saber algunas cosas... y eso solo puede pasarme contigo. No hay nadie que me entienda mejor de lo que lo haces tú, porque al final hemos vivido historias paralelas que hemos sentido con la misma intensidad...
Sabes? No te lo he dicho pero ultimamente me acuerdo mucho de cuando nos conocimos, de lo perdidas que podíamos llegar a estar, de las ganas que teníamos de volvernos fuertes, de recuperar todo lo que nos habían quitado... Cuánto han cambiado las cosas, cuánto hemos cambiado nosotras.. Y aún así, me alegra mucho saber que tú sigues estando ahí, al otro lado de todas mis palabras. Como siempre.
Ahora es distinto. No creo que yo haya elegido nada de lo que me está pasando, ni de como estoy cambiando. Simplemente está pasando irremediablemente, estoy remodelandome para poder ser, simplemente, no ser yo, ni ser nadie... solo ser, y ya se verá lo demás.
Supongo que aún quedarán muchas cicatrices por venir, muchas historias por acabar... supongo porque así es la vida, pero la verdad es que si estás tú no me importa tanto Cold me.
Gracias de nuevo, por todo.
Por cada día, cada palabra, cada texto. Por estar conmigo.
Te quiero MUCHO!
Es hermoso y triste a partes iguales, Luz. Y tan real que podría romper un corazón solo con leerlo.
ResponderEliminarResulta tan difícil estar día a día al lado de alguien tan roto, intentando explicarle que has pasado por lo mismo y que se puede salir adelante; sabiendo que, a pesar de todo, no depende de ti salvarla. Que tiene que ser ella la que se recomponga con sus piezas, y que lo único que puedes hacer es estar a su lado intentando que no se desmorone del todo.
En serio, deja un regusto en la lengua de amargura tan hermoso...
Que conste que, si te comprometes a volver siempre con textos así, no te recriminaré nada si pasas una temporada apartada de la blogosfera. Chapeau, chica. Es genial.
Un beso enormísimo :)
Tiene la suerte de contar cntg, eso es mucho. Y aunque es un tópico (y yo misma tp lo creo muchas veces) el tiempo hace milagros y aunque no reviva corazones ni borre por completo las cicatrices, ayuda bastante.
ResponderEliminarun besote
Estoy de acuerdo con Cé. reconstruir unos pedazos hechos añicos es realmente dificil, que no imposible. Pero habrán maneras de volver a empezar desde cero, construirse así misma y mejor.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Dificil pero no imposible lindo tu blog , buenísimo como escribís , me he suscrito
ResponderEliminarte espero por el mio un beso!